Existen muchos tipos de tratamientos para piscina con el fin de mantenerla limpia, desinfectada y cristalina. La sal para piscina a través de la cloración salina es uno de ellos. En este artículo vamos a hablarte sobre este último método, además te aclaramos si realmente resulta conveniente o es mejor optar por otros procedimientos. ¡Vamos a ello!

¿Qué es la sal para piscina?

La cloración es un proceso imprescindible que debe llevarse a cabo en las piscinas para el tratamiento de las aguas y para mejorar sus condiciones higiénicas. Mediante la cloración se eliminan los microorganismos que puedan existir y que resultan nocivos para la salud. En el caso de la sal para la piscina nos encontramos con una fórmula alternativa al tradicional sistema de cloración con cloro químico. El funcionamiento, en este caso, tiene lugar gracias a la acción de un clorador salino que absorbe el cloruro de sodio (sal) que se vierte al agua convirtiéndolo en hipoclorito sódico —como resultado de un proceso electrolítico—. Exactamente lo que ocurre es que el agua salada pasa por un filtro y llega hasta los electrodos de la célula del clorador, con ello se asegura la conducción eléctrica que provoca una reacción electroquímica dando lugar a la electrólisis del agua y la sal. A continuación, se separa el sodio y el cloro natural y se crea el hipoclorito de sodio que se vierte automáticamente en el agua. Este último sirve para destruir todo tipo de microorganismos gracias a su acción bactericida, esporicida, fungicida y viricida. La sal utilizada en todo el proceso es sal marina.

¿Cuándo se le echa sal a la piscina?

La sal para piscinas se utiliza para sustituir el cloro. El fin de este componente es eliminar el 100% de los microorganismos existentes en el agua, desde bacterias, hasta esporas, hongos y virus; además de mantener el agua limpia y transparente. La cantidad de sal (piscina) que debe utilizarse depende del tamaño de esta. Como referencia ten en cuenta las siguientes medidas: 4 a 5 gramos de sal de piscinas x litro (unas 9 veces menos que la cantidad de sal que tiene el agua del mar). La sal de la piscina debe echarse en el agua cuando se pone en marcha el clorador, aunque también puede verterse después ya que a lo largo de la temporada de baño su concentración puede ir reduciéndose por varios motivos, como la evaporación, el lavado de los filtros, el rellenado del agua… Ahora bien, por lo general las cantidades que se deben añadir son complementarias y muy reducidas ya que el proceso de cloración salina y electrólisis es cíclico y aguanta toda la temporada.

Además, para que el estado de la piscina sea el correcto es imprescindible, también, poner en práctica otras tareas de mantenimiento del agua. Véase, por ejemplo, controlar el pH —este debe mantenerse entre 7,2 y 7,4— y corregir sus niveles cuando sea necesario, revisar el funcionamiento del filtro y limpiar las paredes y el fondo de la piscina —y el filtro si fuera necesario—. Una de las ventajas principales de usar un clorador salino es que no tendrás que manipular productos químicos que resultan más agresivos —como los alguicidas—.

Piscina de agua salada: ¿Es conveniente tener una?

Sí, pero siempre acompañada de un clorador salino para que pueda llevar a cabo la desinfección de manera correcta a través del proceso de electrólisis.

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Además, tener una piscina de agua salada nos ofrece una gran cantidad de ventajas. Estas son las más destacadas.

Piscina de agua salada: elimina el 100% de los microorganismos

Por supuesto, la ventaja más destacada es que elimina el 100% de los microorganismos que pueda haber en el agua. La sal (piscina), a través del sistema de cloración salina, tiene una importante acción bactericida, esporicida, fungicida y viricida.

Piscina agua salada: proceso cíclico para toda la temporada

La desinfección de una piscina con agua salada se realiza de manera automática y se mantiene durante toda la temporada ya que no es necesario volver a añadir más sal —salvo que el nivel del agua se haya reducido y se agregue más agua—. El cloro libre que se genera se convierte de nuevo en sal debido a que el hipoclorito sódico que se vierte de manera automática al agua (tras pasar por el proceso de electrólisis) se convierte de nuevo en sal debido a la radiación solar y comienza de nuevo el proceso cíclico.

Piscina agua salada: el clorador salino es autolimpiable

Los cloradores salinos están equipados con células autolimpiables que funcionan por inversión de polaridad.

Piscina agua salada: coste muy bajo

El coste de tener una piscina de sal es bastante más económico que el resto de tratamientos del agua ya que la sal para la piscina se utiliza únicamente una vez por temporada, además se trata de un componente que resulta bastante asequible, en general.

Piscina agua salada: previene enfermedades y es respetuosa con el medio ambiente

La cloración salina es un tratamiento natural que resulta respetuoso con el medio ambiente ya que no se emplean productos químicos. Esto evita, así mismo, que padezcamos problemas de piel reseca, así como irritación ocular. Por otro lado, se evita la decoloración del bañador y la aparición de malos olores.

Piscina agua salada: cómo se desinfecta el agua en una piscina de sal

Aunque ya hemos respondido a ello en este artículo es importante volver a destacarlo ya que se trata de una de las ventajas principales de la piscina de agua salada. Y es que no tendremos que usar productos químicos, como los alguicidas que se emplean en un sistema de cloración tradicional cuando los niveles de cloro en el agua son inferiores a 5.0, además después de ser aplicados estos nos obligan a dejarlos actuar durante 24 horas, sin poder hacer uso de la piscina en ese periodo.

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